La genética forense ha abandonado los sótanos oscuros y asépticos que nos muestran las series de televisión, utiliza tecnologías sofisticadas, se comercializa por Internet y es parte integrante de nuestra vida diaria. Resulta útil tanto para identificar una mancha de sangre hallada en el lugar del crimen, como para establecer relaciones de paternidad. El análisi genético forense puede, con igual certeza, identificar a violadores y momias, asesinos y reyes, hijos y padres, viñas y sementales. En la actualidad, el DNA es nuestro DNI.