No fue hasta mediados del siglo XIX que O’Shaughnessy, médico de la Compañía Británica de las Indias Orientales, demostró el fundamento fisiológico de los usos para el tratamiento de la bronquitis, la disentería, el cólera y el asma, entre otros. Hasta 1963 no se caracterizó el único componente psicoactivo de la Cannab is sativa, el delta-9-tetrahidrocannabinol. Desde entonces se han ido descubriendo numerosas aplicaciones médicas de elementos como el cannabidiol, que actualmente se investiga para el tratamiento de algunos trastornos epilépticos.