El conocimiento científico debe ser flexible a los cambios digitales, a los nuevos lenguajes y a los entornos “transmediáticos”. A partir de los mismos géneros de siempre, se diseñan nuevos formatos, con otras formas y estilos de narrar, en los que la creatividad parece no tener límites. Desde las narraciones más sencillas, de un minuto de duración, aptas para ser virales a través de las redes sociales, hasta las más complejas, que precisan profundizar en los datos y las explicaciones y requieren un consumo más pausado y reflexivo.
En esta publicación se analiza el flujo de la comunicación del vídeo online que ya representa más del 70% de todo el tráfico de datos en la Red. Y se estudian los diferentes formatos del medio audiovisual científico, que acabarán convirtiéndose en un contenido clave para comunicar la ciencia de un modo atractivo para el espectador contemporáneo, con un análisis pormenorizado del rigor científico y la calidad técnica en el proceso de la producción audiovisual.