Las bayas de goji han sido utilizadas en China durante miles de años para mejorar la salud y aumentar la longevidad y son, sin duda, uno de los alimentos más ricos en nutrientes de los que nos ofrece la madre Tierra. Por su aportación de fitonutrientes, antioxidantes, vitaminas y oligoelementos las bayas de goji son el mejor aliado para combatir el cansancio y el envejecimiento de las personas. El goji ha ganado popularidad en los últimos años, dado que cada vez son más las personas que incluyen sus bayas en la dieta, ya sea secas o en forma de jugo. Descubre con este libro todas las propiedades terapéuticas de las bayas de goji y disfruta de sus numerosos beneficios.
IngrId SolbrIg es fotógrafa y redactora de diversos estudios sobre medicinas alternativas y plantas medicinales, ha trabajado en el mundo editorial y ha sido autora y directora del cortometraje Invisible.
Hasta hace muy poco, las bayas de goji eran prácticamente desconocidas en Occidente. En cambio, la situación es muy diferente en el continente asiático. Hace casi 2.000 años ya se utilizaban, no sólo como alimento sino también como elemento terapéutico, en la medicina tradicional china y posteriormente en la de Corea, Japón y el Tíbet. La primera documentación escrita de la existencia de las bayas de goji la encontramos en un tratado médico de la dinastía Tang del siglo vii. También aparece en el Compendio de Materia Médica de Li Shizhen editado en el siglo XVI, durante la dinastía Ming. Pero ¿qué es la baya de goji?, y, sobre todo, ¿a qué se debe su reciente popularidad? La baya de goji es una fruta de color rojo intenso de sabor dulce, como el de un arándano o una cereza. Aunque parecida a una cereza en su estado natural, la forma más común de comercialización es la de bayas deseca-das, por lo que su aspecto es muy similar al de una pasa. Crece en arbustos de aproximadamente 4,5 metros en las regiones de clima subtropical de China y Mongolia y en
las montañas del Himalaya, en el Tíbet. Las bayas de goji pertenecen a dos especies arbustivas de la familia de las solanáceas muy cercanas entre sí: Lycium barbarum y Lycium chinense. Fueron bautizadas con el nombre de goji en 1974 por el médico y botánico tibetano Dobos Bradley. Existen muchas variedades de bayas de goji, pero las más conocidas y que contienen todas las propiedades nutritivas que la han llevado a la fama corresponden a la variedad Lycium barbarum, que son las que crecen en lo alto del Himalaya. Su origen exacto se desconoce, pero parece ser que se extendieron desde el sudeste de Europa hasta el sudoeste de Asia.
Su reciente popularidad y la extensión de su consumo a Occidente se deben al descubrimiento de sus propiedades antioxidantes y revitalizantes, y, en consecuencia, a sus beneficios curativos. Esto es lo que resulta más asombroso del goji. Por desgracia, parece ser que últimamente se ha llevado a cabo una especie de campaña «antigoji», con el pretexto de que no es un medicamento sino una fruta más. Es cierto, no se trata de un medicamento, pero tampoco de una simple fruta. Su gran cantidad de propiedades en sí mismas beneficiosas para el organismo la convierten en una planta única. ¿Acaso no recomiendan los médicos comer y beber zumo de naranja para obtener vitamina C? ¿O beber leche para obtener los beneficios del calcio? Pues bien, ¿se imagina una fruta que además de exquisita, con-tuviera en sí misma la mayoría de los nutrientes, vitaminas y propiedades que nuestro cuerpo necesita? Éste es el motivo que hace del goji una fruta maravillosa.