El «asesino del ajedrez» ha mandado una carta a la comisaría en la que afirma que pronto cometerá un crimen. En el mismo sobre, una foto de un tablero constituye, según él, una pista sobre la identidad de la que será su primera víctima. Tal vez no se trate más que de una broma de pésimo gusto, pero Bea, la inspectora asignada al caso, no tiene tiempo que perder. Para desentrañar el misterio, antes deberá aprender todos los secretos del ajedrez.