Nueva York es una ciudad de órdago.
No existe otra ciudad con un encanto de gran urbe comparable al de “Gotham City”, donde hincar el diente a la variopinta gastronomía de la Gran Manzana, pasar la noche saboreando cócteles, disfrutar de espectáculos impresionantes en los teatros de Broadway y hartarse de comprar en tiendas de todas las marcas internacionales y boutiques exclusivas.